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Julio Bravo Y Su Orquesta Salsabor conquistan la Bahía de SF

Julio Bravo y so grandiosa orquesta

El Área de la Bahía de San Francisco cuenta con la fortuna de tener entre sus filas a mucho talento musical que ha dejado en alto este rincón de los Estados Unidos de América. El aclamado Julio Bravo es uno de ellos y vaya que hay razones para señalarlo. Julio Bravo es un famoso cantante y músico que ha estado presentándose junto a su orquesta en muchos locales nocturnos y festivales de salsa desde hace bastante tiempo atrás. Es el líder de la Orquesta Salsabor, la cual está integrada por 12 miembros cuyo lugar de residencia es el este de la Bahía. 

El peruano señala que son una agrupación sumamente trabajadora que lleva décadas de trayectoria. También ha dicho en algunas oportunidades que tocar con las mismas personas durante tanto tiempo hace una diferencia enorme en lo que a sonido se refiere. En ese sentido, Salsabor no es muy diferente a otras orquestas de su tipo y época. 

Desde muy niño, Bravo ya mostraba una gran vocación por el mundo de la música y eso queda reflejado en su aparición en programas televisivos infantiles, obras teatrales en su colegio y uno que otro proyecto un poco más formal. A finales de la década de los 80s, llegó a Estados Unidos y no pasaría mucho tiempo para que empezara a recorrer el camino que hoy en día sigue transitando. Uno de sus primeros proyectos fue su incorporación al Trio Los Chalanes, cosa que lo llevó a hacerse cada vez más y más conocido en la comunidad latina de su nuevo país de residencia.  

Uno de los hechos que más proyectó su imagen como artista fue su brillante participación en el programa Buscando Estrellas, concurso en que llegó a la gran final y se hizo mucho más reconocido de lo que ya era gracias a su trabajo duro. Con la fama acumulada hasta hora, empezó a formar parte de la Orquesta Internacional, con la que se presentó en un sinfín de ocasiones en varios locales de California y obtuvo muchísima demanda de lugares en los que querían que se presentara. 

Pocos años después, tomó la difícil decisión de crear su propia orquesta a la que pondría su nombre Salsabor y con la que se mantiene activo hasta el día de hoy. Durante todo este tiempo, tanto Julio como sus músicos se han ganado una reputación de profesionalidad y calidad que le garantizaría la confianza de muchos organizadores de festivales en locales nocturnos y eventos privados. 

Su arduo trabajo ha convertido a su orquesta en una de las agrupaciones de salsa más importantes del Área de la Bahía de San Francisco. 

Julio Bravo Y Su Orquesta Salsabor

 

Entrevista 

Estamos conversando con Julio Bravo, artista peruano y líder de la Orquesta Salsabor. Buenas noches, Julio ¿Cómo estás? 

Muy buenas noches, Karina. Encantado de esta aquí. Gracias por la invitación. 

Julio, tuviste tu primer contacto con la música siendo muy joven en tu país ¿A qué edad supiste que quería dedicarte al mundo musical? 

Yo creo que uno nace con eso. Yo creo que todo comenzó cuando estaba en la escuela. En la primaria, siempre estaba involucrado en las actuaciones o el teatro de la escuela y así creo que fue que empezó todo. 

Entonces, desde la edad escolar, ya manifestabas este interés por al mundo de la música y las artes.  

Exacto. No cantaba necesariamente, pero actuábamos y hacíamos obras teatrales. En mi barrio, las manifestaciones musicales eran muy frecuentes. Mis padres siempre organizaban reuniones en la casa y venían mis amigos, a los que les encantaba traer las guitarras y el cajón acústico. Siempre había reuniones en mi casa o en la de algún vecino. 

¿Piensas que hubo algo que te inspiró? 

En Perú, nosotros tenemos la música criolla. Desde muy niño la escuché en mi casa con mis padres. Para poder tocarla, solo necesitas al cajón acompañado de una guitarra. En los barrios, cuando no hay guitarristas, los muchachos tienen un cajón o se hacen uno con madera. En los 70s y 80s, había mucha influencia de la música criolla en la radio y la televisión de mi país, además de que a mis padres y a mis vecinos les gustaba. Entonces, ver todo eso de cerca fue una de las cosas que me inspiró. 

El director de orquesta, cantante y músico peruano Julio Bravo

En 1991, estuviste en el programa Buscando Estrellas, desde donde tu carrera despegó en muchos sentidos ¿Consideras que este proyecto cambió tu futuro profesional? 

Eso me ayudó mucho, pero cuando eso sucedió yo apenas tenía dos años aquí. Cuando yo vine de Perú, no era mi meta ser un gran músico o tratar de buscar trabajo en esa área. Yo vine a buscar un futuro en lo que Dios me presentara en el camino y tuve la suerte de tener en la música un instrumento para generar el trabajo. Cuando empecé a cantar aquí, la primera semana en la que llegué, fui a cantar a un restaurante porque unos amigos me llevaron. Se llamaba »El Chalán» y allí conocí a un grupo que cantaba esa noche y yo empecé a tocaron ellos, pero yo estaba recién llegado, así que tenía que buscar un trabajo que generara un poco de ingreso para pagar la renta. Trabajé en construcción como 10 años, pero pude empezar a trabajar en la música solo los fines de semana. En 1994, formé mi orquesta luego de haber cantado en varios grupos. Yo no tenía ese plan, pero las condiciones se dieron y hacer lo que a uno le gusta no toma tanto esfuerzo porque la cosa fluye naturalmente. 

Es decir, cuando llegaste a Estados Unidos, estabas dispuesto a hacer otras actividades y lo de la música sencillamente se dio.  

Exacto, yo no llegué con el deseo de convertirme en artista. Yo estudié periodismo en la universidad en Perú, pero yo sabía que iba a ser muy difícil ejercer mi profesión aquí por el idioma y la condición migratoria. Se presentaron bastantes obstáculos que como todo inmigrante tuve que aprender a superar. Vine con un título en Ciencias de La Comunicación, pero llegué a trabajar en construcción y lo hice con orgullo. 30 años más tarde todo lo que trabajé en la construcción también me ayudó a convertirse en agente de bienes raíces y préstamos. Sin embargo, yo no he podido dejar la música como pasión. Puedo dejar los trabajos que se me han presentado, pero la música jamás. 

¿Jamás llegaste a ejercer el periodismo en Estados Unidos? 

Nunca pude ejercer el periodismo, pero había un par de revistas dirigidas por unos amigos de la comunidad peruana y yo colaboraba con ellos escribiendo cosas del espectáculo. También me tocó entrevistar un par de artistas en esa época. Cuando la Orquesta de La Luz llegó a la Bahía de San Francisco, yo los entrevisté para ese periódico. No he trabajado como periodista, pero he hecho muchas cosas relacionadas a ese ambiente. He trabajado en la radio y fui a buscar trabajo en una estación de televisión en mis años mozos. Lamentablemente no contaba con la documentación migratoria, la Green Card como le dicen aquí.  

Julio Bravo posando para la cámara

¿Qué tanto sientes tú que el idioma te dificultó las cosas al principio? 

A mí siempre me ha gustado el inglés, aunque no lo sabía hablar. Siempre que escuchaba canciones allá en mi país. Nosotros tratábamos de imitar lo que los artistas decían, peor no podíamos (risas). Antes de venir a este país, yo decidí tener como prioridad tomar clases intensivas de inglés un año antes. O sea, todos los días, tenía una clase de dos horas durante el año anterior al día de mi partida. Eso me ayudó mucho. Cuando llegué aquí, si había barreras y no entendía lo que decían, pero logré aprender mucho vocabulario. Aquí cada rama de trabajo tiene su propio vocabulario. Si trabajas en limpieza de casas, no vas a usar el mismo vocabulario que si trabajaras en una compañía de construcción o en una tienda de ventas. No siento que el idioma fuera un obstáculo para mí. Si me encontré con gente discriminadora en los primeros años, pero eso no ha hecho que yo frené mis deseos de seguir adelante. No creo que sea una barrera que te impida progresar. 

¿Cuáles eran tus bandas en inglés favoritas? 

Los Bee Gees y también me gustaban muchos los Beatles. Cuando salieron los Bee Gees y la película de »Saturday Night Fever» con John Travolta, yo tenía unos 13 años y trabajaba en un programa de televisión para niños. Los miércoles cantábamos música peruana y tocábamos el cajón, pero los viernes hacíamos programas de baile con la ropa de esa época que tenía cuellos grandes. Trabajé allí cinco años y eso me ayudó mucho en mi formación artística porque fue una experiencia muy bonita. El programa se llamaba Villa Juguete que tenía música, baile. Eso me ayudó mucho a perderle el miedo al escenario. 

¿Qué piensas tú que diferencia a la Orquesta Salsabor de otras agrupaciones de la Bahía de San Francisco? 

Yo no sé cuál es la diferencia principal. Pienso que a mí me gusta tocar mi música original, pero también sé que es importante tocar lo que la gente quiere escuchar. No puede solo tocar mi música original porque yo no soy un artista tan famoso como para que la gente se sepa mis números de pies a cabeza. Por ejemplo, Oscar D’ León tiene más de 50 años en la vida artística y sigue tocando »Llorarás» cada vez que viene a La Bahía. Cuando la gente escucha un tema de esos, sale a bailar de inmediato. Yo pienso que tengo ese buen sentido para saber cuándo tocar los temas exitosos que yo he escogido en estos años. Pienso que esa ha sido la llave que me ha diferenciado de otras orquestas.  

Julio Bravo, Martin Villamizar, Evelio Llamas y Alberto Palomino (tres de sus músicos)

¿Cuál piensas que ha sido la mejor decisión profesional que has tomado en tu carrera? 

La mejor decisión que he podido tomar fue formar mi orquesta yeso me ha enseñado muchas cosas. Me ha enseñado a ser manager, sonidista, entre otras cosas. Si alguien que sea nuevo en este mundo quiere saber qué pasos tomar, con mucho gusto le puedo decir qué cosas no hacer para no cometer errores. No creo que nosotros hayamos cometido errores como orquesta, ya que siempre hemos ido a dar lo mejor. Nos ha tocado viajar en una van, en avión o cada quien en su propio vehículo para ir a tocar. El músico se mueve por ese deseo y esa motivación de mostrar ese don que Dios nos dio. Los dueños de restaurantes o disqueras se mueven por el beneficio económico, pero es diferente en el caso del músico. Creo que la mejor decisión que puede tomar fue la de formar mi orquesta. Creo que, si hablarás con los músicos con los que he llegado a trabajar, ellos saben que como líder de la orquesta he hecho lo mejor que he podido para ofrecerles un ambiente de trabajo bueno, divertido y sano. 

¿Y la peor? 

Al empezar con la orquesta, yo quería hacer grabaciones en estudios aquí y perdí mucho dinero porque los músicos que yo llamaba para grabar no llegaban después de que yo ya había pagado el estudio. Esa inquietud de querer grabar aquí me hizo perder bastante dinero. Y de paso, era dinero que yo ahorraba para el proyecto, pero que se iba muy pronto. Ahí fue donde me recomendaron que hablara con un productor y músico llamado Oscar Pitín Sánchez. Yo solo lo conocía por su música, pero llegamos a entablar una buena amistad. Él me ayudó a producir dos de mis CDs de salsa. Lamentablemente el falleció el año pasado. Luego, empecé a agarrar experiencia en los estudios de grabación porque para todo uno necesita experiencia. En los estudios, la cosa un poco más fría porque no hay público que te aplauda. Al contrario, no quieres cometer ningún error porque eso va a quedar grabado. Luego de equivocarme al producir mi propio disco sin la experiencia necesaria, encontré una luz en el camino luego de un túnel bien largo (risas). 

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