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Remembranza: Arturo “Chico” O’Farrill

El Arquitecto Del Jazz Afrocubano

Arturo «Chico» O’farrill a 20 años de su desaparición física.

Arturo O’Farrill, mejor conocido como “Chico” O’Farrill nació el 28 de octubre de 1921 en La Habana (Cuba) en pleno auge del Son. Tuvo una infancia normal como cualquier hijo de familia judía criado para continuar con la profesión familiar, el Derecho.

En la década de los 30 “Chico” fue internado en la escuela militar norteamericana de  Riverside en  Gainesville, Georgia. Su padre, un eminente abogado irlandés reconocido en el país afrocaribeño, tomó la decisión de internarlo para que prosiguiera con su formación estudiantil.

Durante su permanencia en esa institución O’Farrill descubrió a las grandes orquestas de Jazz que hacían vida en ese territorio. Esas bandas eran conocidas con el nombre de Big Bands. Se adentró en ese ambiente musical y comenzó su proceso de amor y afición a la industria. Escuchó grabaciones de Benny Goodman, Artie Shaw, Glenn Miller y Tommy Dorsey al tiempo que aprendió a tocar de manera autodidacta la trompeta. En un tiempo casi inmediato Chico se convirtió en el trompetista de la banda militar de la escuela y de grandes grupos de danza.

Años después, Arturo regresó a Cuba. Estudió la misma profesión de su padre (Derecho) y a la par de sus estudios fue desarrollando su faceta como compositor.  Recibió clases de composición y armonía de parte de importantes maestros  musicales de la isla como Félix Guerrero.

Su progreso, determinación y desarrollo en la música fue imparable. Fue miembro de la Orquesta Armando Romeu Bellamar y de la Orquesta Isidro Pérez en la época del Mambo y el Son, ritmos que prevalecieron y enaltecieron la música latina durante décadas.

HISTORIA MUSICAL

Chico O’Farrill incursionó en el rock

“El Arquitecto del Jazz Afrocubano” trabajó durante cuatro años (1943 – 1947) en Montmartre, el cabaret cubano con mayor estilo francés. De la misma manera, perteneció a la Orquesta Bellamar, dirigida por Armando Romeu e integrada por Luis y Pucho Escalante, y Mario Romeu, entre muchos otros.

Como trompetista Arturo viajó a México y Europa y creó la banda Los Raqueteros del Swing, siendo el director y miembro de la orquesta. Posteriormente, fundó Los Beboppers (el primer grupo de bop cubano) con presentaciones continuas en el Hotel Saratoga. Aquí Chico nuevamente estuvo a la cabeza como director de la banda y haciendo uso de su instrumento afín, la trompeta.

En la década de los 50 comenzaron los éxitos como arreglista, trabajando brevemente para varios directores musicales como Gil Fuller, Noro Morales, Frank «Machito» Grillo y Benny Goodman.

Asimismo, compuso su primera obra maestra, Afro-Cuban Jazz Suite en cinco movimientos: Canción, Mambo, 6/8, Jazz y Rumba Open. Esta obra magistral de la composición fue realizada y grabada para el sello del empresario Norman Granz, con la Orquesta de Machito como base rítmica y acompañante.

Los comentarios de expertos sobre Afro-Cuban Jazz Suite fueron numerosos, pero acá te dejo dos de las opiniones más destacadas:

Luc Delannoy: “Comienza y termina con un hipnótico dúo de flauta y conga que refleja la esencia del tratamiento cubano; la unión de universos musicales: el europeo (la flauta) y el africano (la conga). A estos dos instrumentos se une el oboe, seguido de las trompetas, los saxofones y el “Tumbao” del contrabajo… Tras un regreso al swing y al bebop en el cuarto movimiento, Chico nos traslada a los orígenes del jazz latino con una melodía de claros acentos árabes, antes de sumergirse en el universo de las percusiones afrocubanas”.

Y Benny Carter comentó sobre Afro-Cuban Jazz Suite lo siguiente: “La razón de la coherencia de las partes rítmicas y sus relaciones con los solos que tienen vida e independencia propia, Obra Maestra de un genio”.

Su último álbum fue Heart Of A Legend

Tras el enorme éxito de esta poderosa pieza musical O’Farrill escribe Cuban Fantasy para Stan Kenton durante su estadía en Nueva York (EE.UU). Sin embargo, Kenton al final cambió el nombre de la pieza y se llamó Cuban Episode.

En 1953 se trasladó de New York al estado de California y fundó su orquesta homónima con músicos de renombre como: Mario Bauzá, Doug Mettome, Jimmy Nottingham, Eddie Bert, Fred Zito, Lenny Hambro, Flip Phillips y el saxofonista Eddie Wasserman. La orquesta utilizó la sección rítmica afrocubana de Machito, arpa y oboe.

Bajo este concepto grabó para Norman Granz y actuó en dos locales emblemáticos de la escena musical Jazzista estadounidense: Birdland (Nueva York) y Hat Ballroom localizado en Los Ángeles, California. Durante este período compuso tres movimientos nuevos: “La Jungla”, “Contraste” y “Rhumba Finale”, bautizada como “Manteca Suite”. Esta última grabada en 1954 con el Jazzista Dizzy Gillespie y una orquesta compuesta de 21 músicos talentosos.

En 1956 regresa a Cuba en búsqueda de inspiración e inmediatamente comienza a trabajar para las mejores discográficas como Panart y RCA Víctor. En este sello discográfico graba «Chico’s Cha-Cha-Cha», adaptando el ritmo de charanga al formato Big band. Este álbum fue editado, una vez más, en disco compacto por BMG durante la última década del siglo XX.

Dos años más tarde el inquieto O’Farrill viajó a México debido a la gran plataforma que aportaba este país para los músicos latinoamericanos para el momento. Durante esa residencia volvió a destacar con un sonido especial. Aparece en televisión como director musical del cantante Andy Russell, y allí su vida da un giro vertiginoso. Comenzó el período de semi-retiro  pero nunca dejó de componer. Para esa fecha, compuso su siguiente y una de sus máximas obras “Azteca Suite” para el trompetista Art Farmer. ¡Y una vez más volvió a hacer historia!

En la década de los 60 y con el auge del rock Chico regresa a Nueva York y hace arreglos para figuras tan importantes como La Lupe (They Call Me La Lupe); Cal Tjader (Along Comes Cal); Count Basie (Alto Voltaje); Gato Barbieri (Capítulo Tres: Viva Emiliano Zapata); Ringo Starr (Noche y Día) e incursionó en la música Rock con David Bowie (Sé Que Va A Pasar y Buscando a Lester) y finalmente fue el director de la Orquesta del venezolano Aldemaro Romero.

En esta etapa que se extiende hasta finales del siglo XX y ya en la década de los 70, las Big bands pasan de ser la innovación a ser desplazadas por otros ritmos que aumentaban su popularidad rápidamente. Estos géneros utilizaban nuevas técnicas, estilos, sonidos y armonías. Lo que llevó a la aparición de iconos en el Jazz y desaparición de las Bing bands exclusivas para los bailes de salón.

Por esta razón, Chico O’Farrill se reinventa y comienza a trabajar en el lucrativo campo de la música destinada a publicidades audiovisuales.

El álbum Pure Emotion obtuvo una nominación a los premios Grammy como Mejor interpretación de Jazz Latino

A mediados de los noventa, el productor y director de Jazz estadounidense Todd Barkan contacta al “Arquitecto de Jazz Afrocubano” para hacerle un homenaje a su trayectoria con un recopilatorio de sus éxitos musicales. El nombre del álbum fue Pure Emotion y consiguió una nominación como Mejor interpretación de Jazz Latino en los premios Grammy en su edición 37.

O’Farrill realizó una gira por Europa con su orquesta en 1996 y grabó su último álbum titulado «Heart Of A Legend» con 14 tracks.

Para la realización de este álbum contaron con una orquesta de 18 músicos y colaboración de artistas internacionales. Los arreglos y dirección musical de «Heart Of A Legend» estuvieron a cargo de su hijo Arturo O’Farrill Jr. y quien continúa con su legado.

El 29 de junio de 2001 y con 80 años de edad  en la ciudad de Nueva York muere Arturo «Chico» O’farrill.

Sin lugar a dudas, Chico O’farrill siempre fue un visionario y estuvo a la vanguardia durante más de medio siglo del género musical hoy mundialmente reconocido como Latin Jazz.

A 20 años de su desaparición física.

¡Hasta siempre Maestro!

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