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Un poco de historia sobre el Latin soul y su relación con la salsa

Cómo nació el Latin soul

Hay ciertos géneros musicales que, a pesar de corta duración en la escena pública, marcaron la historia a tal grado que siguen siendo nombrados y tomados en cuenta al momento de analizar el proceso vivido por la música latina en los Estados Unidos. Uno de ellos es el Latin soul, definido como un género musical nacido y desarrollado en la década de 1960 en la ciudad de Nueva York, tal como fue el caso de muchos de los ritmos que hoy en día conocemos. 

El Latin soul fue concebido de la mezcla del mambo cubano con algunos elementos provenientes de la versión estadounidense del soul y el jazz latino. Incluso tratándose de un conjunto de ritmos que solo tuvo relevancia en el ya mencionado decenio, jugó un papel sumamente valioso en el movimiento salsero que ya comenzaba a gestarse con fuerza por esa época. 

Una de sus características más llamativas es que hace mucho énfasis en sus ritmos afrocubanos, pero al mismo tiempo, la mayor parte de sus canciones son en inglés, lo que deja ver una mezcla sumamente interesante de las culturas cubana y estadounidense. Luego de haber adquirido un estilo un poco más específico, comenzó a hacerse popular entre artistas latinos residenciados en Nueva York, quienes se sirvieron del naciente género para ganarse a las comunidades de sus respectivos países y a los medios de comunicación locales al mismo tiempo. 

Entre los más grandes exponentes del Latin soul está Joe Bataan, un estadounidense de ascendencia filipina quien es considerado como el más famoso vocalista del género. Algo que lo hizo realmente distinto al resto de los artistas de su tipo fue la fusión que hizo entre el soul estadounidense y la salsa que ya sonaba por esos tiempos. Por esta y muchas otras razones es que Bataan sigue siendo visto como uno de los más grandes ídolos de aquellos años dorados de la música.  

Joe Bataan «The King of Latin Soul»

Bataan, Wllie Colón y otros intérpretes representaban el surgimiento de una camada de músicos cuya formación fue la misma calle y las duras vivencias que en ella ocurren. Al mismo tiempo, hubo otros que sí tenían formación académica y estudios que los hacían tocar y comportarse de otra manera. Cuando la unión de ambos grupos se produjo, el resultado fue un despliegue de talento que aun hoy en día sigue dando mucho de qué hablar. Tanto aquellos que se formaron en academias como en la calle se sumaron a la nueva ola de ritmos que se aproximaba. 

Un detalle importante sobre esto, es que el público latino en general estaba deseoso de buscar referentes artísticos en los que reflejar sus vivencias cotidianas. Recordemos que muchas de estas personas vivían en muy malas condiciones en algunos de los barrios más pobres del país, así que muchos no se sentían realmente identificados con la música culta que salía de las academias y escuelas musicales. Eso cambió enormemente luego del surgimiento de un grupo de artistas que aspiraban su propio lugar en el mundo del espectáculo anglosajón. En algunos casos, estos jóvenes provenían de un origen muy parecido al que se acaba de describir.  

Es así como se dio la creación de agrupaciones y orquestas en las que la educación musical formal y sofisticada tuvo que empezar a convivir con otros estilos surgidos de los callejones más humildes de ciertos vecindarios latinos. La música había dejado de ser una cuestión elitista y pasaría a convertirse en toda una mezcla de distintos sabores y colores que fueron uniéndose a medida que transcurrían las décadas de los 60 y 70.  

Por esos años, surgió la figura de Monguito Santamaría, hijo del percusionista y director de orquesta cubano Mongo Santamaría, quien sería su más grande inspiración para tomar el camino de la música. El muchacho estudió piano y demostró un gran talento para dirigir bandas, pero necesitaba algo que le diera empuje a su carrera, ya que el solo hecho de ser hijo de una leyenda no iba a garantizarle el éxito que añoraba. Esto lo lleva a dejarse arrastrar por la corriente del boogaloo, otro naciente género que había obtenido una popularidad abrumadora en la época. 

Monguito Santamaría

Es a partir de allí que Monguito crea su propia orquesta e invita a algunos de sus compañeros de escuela a unirse a él, lo que resultó en una agrupación bastante completa en la que estos chicos diseñaron sus propias versiones y sonidos del R&B de Estados Unidos y un acento que los hizo acercarse mucho a la comunidad afroamericana a la que le encantaba el soul y el funky. Esto hizo que dejaran de lado a la comunidad latina por un tiempo, pero eso cambiaría más pronto de lo que se esperaba.  

Tiempo después de que Monguito culminara con sus estudios musicales, él y su banda se decidieron a audicionar para Johnny Pacheco y Jerry Masucci. No olvidemos que Santa María y el resto de su orquesta tenían una visión típicamente americana de la música, pero no por eso dejaban de lado la herencia cubana que tenían tras ellos, por lo que siempre incluían temas de géneros provenientes de la isla caribeña. Esto agradó tanto a la Fania All-Stars que aceptaron trabajar con la orquesta, la cual se adaptaba a las exigencias requeridas por el sello disquero sin perder de vista su norte: hacer música para los latinos en Nueva York. 

Es así como Monguito y Bataan pasaron a convertirse en los artistas de Fania cuyos repertorios estaban más inclinados al Latin soul. En vista del gran éxito que tuvo el hijo de Mongo con sus proyectos en la disquera, siguió sumergiéndose en el ya mencionado ritmo y a incursionar en el boogaloo, cuya popularidad estaba en su punto más alto por aquella época.  

La mala noticia es que hubo un conjunto de factores que no le ayudaron al músico a hacer historia como hubiera querido. Uno de ellos fue la aparición de orquestas de salsa que interpretaron a la perfección el momento social que se vivía en los barrios latinos pobres de Estados Unidos, cosa en la que lamentablemente Monguito se quedó en el pasado. Él y sus músicos podían ser mejores que muchas otras bandas de su generación, pero no supieron leer el momento histórico en el que estaban. Esto y su poca promoción en gran parte de América Latino hicieron que gran parte de su legado fuese sepultado y olvidado. 

Monguito Santamaría, Rene McLean (saxofón), Harvey Hargraves (trompeta), Glenn Walker (trombón), Sam Turner (congas), Ronnie Hill (timbales), José Mangual Jr. (bongos) y Andy González (bajo)

Rol jugado por Eddie Palmieri en todo este proceso 

El director de orquesta y pianista estadounidense de ascendencia puertorriqueña Eddie Pamieri jugó un rol muy importante en el proceso llevado a cabo por la música latina durante su evolución en lo que hoy en día conocemos. El artista cambió radicalmente la forma en la que la música latina era percibida gracias a la espectacular mezcla que hizo con los ritmos afro-cubanos y ciertos toques propios del jazz latino.  

Durante el auge del boogaloo y el Latin soul, Palmieri hizo lo posible por mezclar los mejores aspectos de soul y el funk con estos ritmos cubanos, lo cual sería a su vez unido con un mensaje revolucionario muy típico de aquellos años. Gracias a todos estos mensajes plasmados en sus letras, el repertorio del músico estaba cada vez más y más presente en actos promovidos por movimientos de izquierda y su música fue llevada a varias prisiones, dándole ese un matiz de denuncia muy difícil de ignorar. 

A diferencia de otros talentos de aquellos años, el neoyorquino no puede ser catalogado como músico de salsa, boogaloo o soul. Esto se debe a que supo manejar todos los géneros y combinarlos de una forma novedosa para ese momento.  

Eddie Palmieri
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