El nombre de pila del gran «Cheo» es José Natalio Navarro Barreto.
José «Cheo» Navarro nace en San Agustín, Caracas, Venezuela el día 19 de abril de 1952, siendo todavía un niño su familia se traslada hasta La Cañada de Jesús, luego se ubican en la parroquia 23 de enero, la familia Navarro Barreto se instala en el bloque 6 del sector Monte Piedad donde transcurre su adolescencia. El nombre de pila del gran «Cheo» es José Natalio Navarro Barreto.
El nombre y la actividad musical de “Cheo Navarro” sustancial e inevitable para la salsa hecha en Caracas. El percusionista y director de orquestas siempre ha estado en el corazón de la música caribeña de tal manera, que siempre vamos a encontrar una referencia suya en varios de los fenómenos salseros del país.
Esto, a partir de un remoto 1971, cuando se embulló de tal forma con la orquesta de Tito Rodríguez por lo que más nunca quiso hacer otra cosa sino tocar como aquella gente (ya que lo hacía golpeando con lápices y palitos viles en cuanto libro, envase y tapa de olla que se encontraba en su casa), pasando por el momento en que se juntó con otros aficionados de melodía para fundar el grupo Mango (tenía 21 años en ese entonces). El respeto entre los que saben se lo ganó tocando y descargando con ese grupo, donde se batía con los mejores de la música del Caribe en esa epoca.
Además de fundar orquestas que ya forman parte de nuestra historia musical y sentimental (Mango, Sensación, Bailatino y ahora Cheo Navarro y su Orquesta Tributo), tocó y compuso para otros emblemáticas orquestas como el Sexteto Juventud, Federico y su Combo Latino, El Trabuco Venezolano, La Crítica de Oscar de León, la orquesta Renovación, con Coco y su Sabor Matancero y Naty y su Orquesta; ha colaborado también con las orquestas de Orlando Castillo “Orlando Watussi”, Guajeo de Alfredo Naranjo Carvajal y el “Pavo” Frank, entre las nacionales y mientras que en las alturas del soneo internacional ha tocado con Jhonny Pacheco, Ismael Miranda Carrero, Andy Montañez, Cheo Feliciano, Héctor Lavoe, Daniel Santos, Pete “Conde” Rodríguez y un etcétera que ya no es necesario y, tal vez, tampoco posible enumerar en su totalidad.
“Bravo Rumbero”
Es probablemente su composición más importante, de su autoría y es la canción que recuerdan más fácilmente los salseros de estirpe y también los no necesariamente salseros, pero que tenían el sentido del oído funcionando más que bien, durante los años 70-80.
En el Bloque 6 del 23 de Enero lo aprecian con la reverente generosidad con que los pueblos humildes
homenajean a sus ídolos genuinos: Es el ilustre vecino que los ha puesto y los pone a bailar y de paso, es el sencillo hombre de pueblo cuya estatura se encuentra en la obra y no en la vanidad.
La industria musical no ha sido todo lo generosa que ha debido ser con este caballero. Precisamente con él, que se ha esforzado en homenajear a los dioses de su devoción musical. Las sonoridades de sus creaciones orquestales son permanente tributo a los monstruos del sabor.
Fama que, a punta de payola y otros recursos, ha logrado encumbrar otros nombres para el negocio y para la Historia. Pero, puesto cara a cara, de músico a músico, con quien sea, Cheo Navarro califica como uno de esos íconos fundamentales, dignos de ser recordados gratamente, arraigados a su pueblo y a la cultura urbana.
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