La salsa es una expresión de vida dentro de los barrios caraqueños y latinoamericanos, esta fusión de ritmos ha sabido colarse y nadie escapa de su magia y embrujo. Tal es el caso del pianista, compositor y arreglista Fidel Gregorio Antillano, nacido en la ciudad de Caracas un 10 de junio del año 1962 y criado en uno de los barrios sonoros de la ciudad, los Frailes de Catia, donde vivió rodeado de agrupaciones salseras, descargas callejeras, fiestas carnestolendas y navideñas, disfrutando de la época dorada del boom de la salsa.
Este género repercutió e influenció su destino, le permitió tomar la decisión de hacer de ella su modo de vida, así es la Salsa, un condimento cultural con la sazón de muchos países, que ha logrado transcender fronteras.
Casi siempre en el hogar se enciende la vena musical ¿Fue este su caso?
“Hubo influencia por parte de mis familiares, en mi casa siempre había música, era como una gran rockola, La Billos, Los Antaños del Stadium, la Sonora Matancera, Barbarito Diez, Casino de la Playa, entre otras, mi abuela vivía en el Retiro, en la Pastora, ella tenía un piano, cuando iba a visitarla con mi papá, me sentaba en el piano y me gustaba lo que sentía, la música era parte de mi familia, mi papá era un gran melómano, compraba toda clase de discos, música clásica, música criolla, tango”.
¿Su abuela o su papá tocaban el piano?
“No, mi abuela Gregoria “Tata”-le decíamos así por cariño-, era aficionada pero no lo ejecutaba, lo tenía como de referencia, ella tocaba cuatro, mi tío también tocaba cuatro y guitarra, mi papá no tocaba nada, compraba cualquier cantidad de Lps, dado el caserón que teníamos -el piano era una especie de mueble que embellecía y le daba cache a la casa-”.
“Mi hermano mayor –por parte de papá- él si tenía algo de conocimiento, era el más instruido, en esa casa había arpa, cuatro, maracas, discos, mi familia por parte de papá eran muy aficionados a la música, de nuestro árbol genealógico musical tenemos cuatro músicos -Julito Antillano, Denis Antillano, José “Kikin” Fernández y mi persona”.
¿Qué anécdotas o recuerdos tiene del piano?
“En la época de la construcción de la Cota Mil, el piano de la abuela es llevado a casa de mi papá, en ese momento comienzo a matar fiebre, tendría más o menos unos 10 años, era el tiempo de los templetes para elegir a las reinas de los barrios, estaba de moda El Sexteto Juventud con su tema Caramelo y Chocolate; en navidad y carnaval no pelábamos un ensayo de las agrupaciones que hacían vida en Catia”.
Ese sería el primer impulso para despertar el don que llevaba dentro
“Sí, ese fue mi primer impulso, yo heredo esa vena musical por mi abuela y mi papá, ellos eran allegados a los músicos de salsa y folclore, además, mi papá y mi tío compraban muchos Long Play (elepé), yo comienzo a trabajar con mi hermano en una zapatería y arranco a comprar discos”.
Fidel, tengo entendido que usted es un músico autodidacta, ¿Cómo fue ese proceso de aprendizaje y decidir que el piano sería el instrumento a ejecutar?
“Sí, soy un músico autodidacta, ya en los años 70 se escuchaba en la radio la Orquesta Renovación de Nico Monterola, La Banda y Su Salsa Joven, para mi sorpresa uno se encontraba con esos músicos e iba y vacilaba sus ensayos, esto me fue marcando, se daban muchos espectáculos, era un ir y venir de agrupaciones del momento”.
“Ya con 18 ó 19 años viendo a la Salsa Mayor, a Pacheco, a Carlos “El Grande”, a todos esos grandes músicos, tomo la decisión de aprender a tocar un instrumento, busco un profesor o alguien que me enseñará a tocar el piano –la salsa era subestimada y por eso creían que no debía estudiarse-”.
Consiguió profesor
“No, debido a lo que te comento, la salsa era vista con malos ojos, los estudiosos no la veían como música sería, fíjate, en ese tiempo yo intercambiaba los Lp con mis amigos, en uno de esos intercambios un amigo me presta el disco “Musical Conquest” de la Sonora Ponceña, cuando escucho el tema Ñañara caí y suena la entrada del piano que hace Papo Luca, ese montuno simple, me quedé enganchado –dije; ¡Esto será lo mío!-”.
Ese fue el salto que espera
“Sí, ese fue el gran salto, me fue cuesta arriba porque no sabía lo que era un acorde, no sabía nada, monte 4 temas con acordes sencillos, dando los primeros paso me caía a coba, luego me uní a gente con más conocimiento”.
“Como no había quien me enseñara veía libros, tenia acordes de las canciones y me guiaba con un libro de teoría musical, aprendí a descifrar los código, la música es un código, leía la revista Swing Latino –del amigo Ángel Méndez-, sin pisar una escuela, me nutria; se debe conocer de armonía, contra punto, compre el libro de armonía Berklee y muchos más, -me codeaba con otros músicos –algunos discos venían como una clínica, todo esto me fue nutriendo”.
Fue su propio maestro y un alumno con mucha disciplina
“Fui mi propio maestro y asumí una disciplina porque era lo que quería, si ibas a una institución donde daban clases de música y decías que querías tocar salsa, a el músico lo multaban o botaban, eran tratados de una manera despectiva”.
Valió la pena el esfuerzo, de ser un músico empírico a tocar con las mejores Orquestas, ¿Cómo fueron esos comienzos ya de una manera profesional?
“Comencé con el Grupo Fósforo, ya en el año 81, solo teníamos ganas de tocar, era un sexteto, el señor Manuel Ibarra me pasaba las notas y yo sin mucha noción tocaba, luego Jesús “Mandinga” Torres, me llevaba a ver distintas agrupaciones, es cuando decido introducir metales en el sexteto y pasó a ser una orquesta, -todos los arreglos los hice yo-, tenía cualquier cantidad de discos y muchos temas de esos Lp no sonaban o no lo tocaban otras orquestas –Gran Combo, Sonora Ponceña, entre otras-”.
Es coleccionista
“Coleccionista como tal no, pero si me gusta, no con aquel afán que tiene cualquier coleccionista de obtener toda la producción, por decir de la Sonora Ponceña, pero tengo mis Lp”.
¿Qué paso con el grupo Fósforo?
“Se disolvió porque cada uno comenzó a tocar para distintas orquestas”.
Y luego del Grupo Fósforo
“Mandinga me dice que Carlos “Tabaco” Quintana necesita un pianista, le aclaro que no se leer las partituras, que me de los papeles que yo tengo el disco, me puse a escuchar el disco y veía los papeles, con eso completé el estudio, e iba aumentando la experiencia, grabé en la producción de de Tabaco y su Grupo Futuro”.
“Luego con Dimas y su Orquesta Alegría, fue el primer disco que grabé profesionalmente en el año 85, por medio de esos trabajo que estaba realizando con Dimas, conozco a Mauricio Silva, sentí miedo porque Mauricio ya tenía experiencia, él era el productor del disco de Dimas, pero todo fluyo, en el camino conozco a muchos otros profesionales”.
“En el año 87 viene Roberto Blades a Venezuela a los famosos eventos Cónsul, Alberto Vergara me recomienda a Manuel Guerra y realizamos varias giras por algunas regiones del país, luego Julito –mi sobrino- me dice que Naty Martínez necesitaba un pianista”.
¿Cómo fue su paso por la Orquesta de Naty y su separación?
“Gracias a el disco que hice con Dimas se me abrieron muchas puertas, él creyó en mí y eso se lo agradeceré siempre, por medio de este disco, Naty me contrata, ya tenía referencias mías, con él grabé en 4 de sus producciones –Regresó Naty, El Legendario, En Dos tiempos y Proyecto Maelo-, con Naty debuté en el Poliedro de Caracas conocí a Ray Barreto y a el pianista Ricky González –me paso algunos trucos-, también fuimos a Colombia y alternamos con el Grupo Niche y Joe Arroyo, un gran crecimiento y aprendizaje”.
“Me fui de la Orquesta con una buena relación con Naty, tanto así, que me llamó luego para grabar en las producciones, En dos Tiempos y Proyecto Maelo”.
Fue un crecimiento muy rápido
“Si, he grabado hasta jingles, estuve con la Orquesta Café de Caricuao, estuve con Erick Franchesky en la producción donde le hace homenaje a Billos”.
De las orquestas de Salsa a trabajar con uno de los más grandes exponentes de la música popular caribeña, el maestro Porfi Jiménez
“En la época que se coló la salsa erótica, empecé a tocar con Porfi, estaba de moda el merengue y la sopa de caracol, toda esa música tenía una gran demanda, fue un boom, semanalmente salían 3 ó 4 bailes, esto arrastró a un gran grupo de seguidores, con el voy a Tenerife a unos carnavales, siento un gran respeto y admiración por el maestro”.
Su paso por la agrupación de Porfi le abrió las puertas para trabajar con la agrupación “Los Roques” de Tenerife
“Por supuesto, sin embargo, yo había dejado mi curriculum allí y un buen día me llamaron y me dicen que me van a mandan el pasaje, con ellos estuve como 7 meses, toque en los carnavales de Tenerife, fue algo apoteósico, bailes y bailes no me dejaban venir –risas-, ellos tocaban merengue, tuve la bendición de visitar África”.
Toda esta acumulación de experiencia le permite decidir crear su propia orquesta
“Cuando Porfi estaba el boom del merengue, sin embargo, la mayoría de los músicos éramos salseros, y por esa necesidad de tocar nuestro ritmo decido crear mi orquesta, pero antes de hacer el Combo Antillano teníamos una orquesta que se llamaba la Gran Fuga, el cantante era Edgar dolor, matábamos fiebre con esa orquesta y eventualmente tocaba con Naty y Porfi, debido a tanta actividad tocaba con mi orquesta los días que tenia libre, era una buena época para las agrupaciones”.
¿Qué pasó con La Gran Fuga?
“La hicimos para ocupar los días que teníamos libre con la orquesta de Porfi, en esos momentos había sufrido un bajón en la cantidad de presentaciones, pero al volver a remontarse, no teníamos ni tiempo ni espacio para tocar, -bueno- en realidad no se disolvió, de hecho nos dan casquillo siempre para volvernos a ensamblar.”
De ser el músico de la Orquesta dé, a ser el dueño de El Combo Antillano y llevar la responsabilidad de un equipo de trabajo
“Una gran responsabilidad y compromiso, pero ya era hora de hacer lo propio, nosotros abrimos el compas tocando música del Gran Combo de Puerto Rico, eso era el acabose, tocábamos los grandes éxitos del momento, ninguna otra orquesta lo hacía, los martes eso era full gente en los distintos locales donde trabajamos, esto me sirvió de puente y acompañé a otros artistas, a Andy Montañez y otras agrupaciones, esto me hizo reflexionar sobre hacer temas originales para poder grabar”.
¿Cuál fue su primera composición?
“Venia el “Festival de Música Afrocaribeña”, se realizó en el Nuevo Circo de Caracas, en el participaban 30 orquestas, Lil Rodríguez pide que las orquestas lleven temas originales, mi primera composición fue un homenaje a Caracas”.
En ese momento se llevan un premio como la agrupación más aplaudida de la noche
“Sí, eso fue impresionante, con el tema de Leah, un tema de Mongo Santamaría, fue algo novedoso para el momento, una descarga instrumental”.
Háblenos de sus producciones discográficas
“Mi primera producción se llama Háblame de Melao (2010), en la mayoría de los temas hago la letra y los arreglos, fue algo novedoso, el negro Mendoza me pone a grabar y me dice que haga tema por tema, hicimos 21 track, pero en el disco solo colocamos 19, esta producción la hice para reconocer a los cantantes, Dimas Pedroza, Teo Hernández, Ángel Flores, Larry Tovar, Luis del Valle “Don Wicho”, Rodrigo Mendoza, Eloy Ríos, un tributo para ellos y resaltar nuestro gentilicio”.
“La segunda, Fidel y la descarga de los Frailes (2013), aquí manejamos la Salsa, el Latin Jazz, el Danzón, tiene mucha música instrumental antes de empezar la rumba, tenía la inquietud de trabajar y crear con sentido de pertenencia, hice una innovación en la melodía con la guitarra eléctrica y la flauta, ya no quería seguir grabando sobre mojado”.
“y, Caracas en su Salsa (2018), es un homenaje a la Salsa de Caracas, en esta producción tenemos 14 temas”.
A través de esta producción usted realizó un Documental con el mismo nombre, que comienza con una hermosa frase de Cabrujas “Caracas Suena. La ciudad se hizo para oírla, no para verla” ¿Cómo sería su interpretación de esa Ciudad escondida?
“Hay una ciudad que no se ve, pero está ahí, y aunque no nos las muestran los medios de comunicación, podemos percatarnos de ella, a través, por ejemplo, de los grupos musicales que existen en nuestras barriadas y que se visibilizan cuando hay eventos, como el organizado por Héctor Castillo (+) en 1983, donde pudimos darnos cuenta que había todo un movimiento cultural escondido en cada uno de nuestros barrios”.
“De manera que vaya mi exhortación a este tipo de eventos inter-barriadas, que permiten visibilizar a la Caracas escondida”.
Otra de sus pasiones es la composición, ¿En qué momento le llega la musa?
“A primera vista me enamore –risas-, -Bella Cubana-, para componer debes tener un poquito de cada cosa, amor, desamor, alegría, tristeza, no siempre son vivencias del compositor, a veces si, en la variedad está el gusto, en mi caso trabajo con la parte rítmica y le pongo letra, y más que musa es una mescolanza”.
Hace canciones con sentido que cautiven al público
“A uno le gusta que el público se sienta identificado con sus canciones, que las letras llamen a la reflexión”.
El tema No quiero vivir en la oscuridad ¿Tiene que ver con alguna vivencia?
“Ese lo escribió Carlos Navarro yo le hice el arreglo, fue una experiencia personal de él. Estaba en un centro de tratamiento y me habló del tema, decidí hacerle el arreglo”.
En el gremio musical tenemos muchos temas de tira y encoje, es el caso de Domina tu lengua
“A veces la gente piensa que un tema puede ser un tira y encoje, por el contenido de las letras, en este caso no lo es, este lo escribió el productor cubano Luis Llamo”.
¿Qué le da más placer como músico?
“Terminar el producto con calidad y ver la aceptación del público, cuando estás en el estudio y te das cuenta que queda mejor, luego suena en la radio, ver que el público lo canta, lo baila, eso no tiene precio, esa es la mayor satisfacción”.
De sus producciones ¿Cuál le ha dado mayor satisfacción?
“Háblame de Melao.”
¿Por qué?
“En ella existe una gran variedad de ritmos, tuve la oportunidad y la satisfacción de intercambiar con una gran cantidad de gente de afuera, en ella está el tema Pa´ Barlovento, en ella exportó lo nuestro, nuestro ritmo autóctono, Sangueo venezolano, el Culo e´ Puya, el San Millán”.
¿Cuáles han sido sus influencias musicales?
“No sería músico si no es por Papo Lucas, tratar de emular lo que él hacía, como músico, arreglista y persona, lo admiro mucho, de aquí viene mi influencia, -en qué tiempo aprendió todo lo que sabe-, eso lo hace increíble, aparte el maestro Tony Monserrat, una independencia con su mano izquierda, era un virtuoso”.
Muchos comienzan imitando un estilo, versionando letras de otras agrupaciones, ¿Qué opina de las copias, se ha perdido la creatividad?
“Es un recurso que se emplea, en un determinado momento, es un gancho, apenas tuve la oportunidad hice mi trabajo, uno debe tener la capacidad de discernir donde tocar equis temas, tal vez muchos tienen temor de no gustar, o no ser aceptados”.
A qué cree se deba este temor
“Tal vez a no ser difundido en las emisoras radiales”.
Cree que hace más falta el apoyo por los distintos medios
“Si, la falta de apoyo a veces hace temer, para uno es preocupante tocar un tema y la pista se quede vacía”.
Es entonces cuando el artista recurre a la odiada payola
“No estoy de acuerdo con la payola, pero es un mal necesario, todo el trabajo que realiza un dueño de orquesta genera gasto, y luego de hacer una inversión necesitas una retribución; anteriormente los toques en vivo eran un trampolín, proyectaban mucho a las agrupaciones, eso ha decaído mucho”.
¿Qué ha pasado con el Bolero en las producciones, ya no se escuchan?
“Las disqueras se empeñan más en vender, por eso creo se dejo de grabar, la nueva generación debe identificarse con ese ritmo, hay muchos boleros hermosos y si se va dejando de grabar puede que se eche al olvido”.
Fidel, qué nuevos proyectos vienen en camino
“En estos momentos estoy grabando con Ángel Flores –bolsillo récord- el tema se llama Callejón 107, va dedicado a las vivencias de los barrio latinoamericanos, es un son montuno bien sabroso, letra de Flores y con arreglos de este servidor”.
En estos momentos que la humanidad atraviesa una dura prueba para su subsistencia, ¿Qué mensaje dejaría?
“Hay consejos para llevar una vida apegada a las buenas costumbres, se debe vivir bajo estas directrices, el libro de los proverbios es sabiduría… El hombre que anda en integridad camina confiado”.
Por Eling Blanco, ISM Periodista Corresponsal, Caracas, Venezuela
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