Son incontables los artistas de todo el mundo que han caído rendidos a los ritmos latinos e hispanohablantes debido a sus colores y riqueza, por lo que no podemos dejar de hablar de casos como el de la bailarina, coreógrafa y profesora de baile Fanny Ara, con quien hemos tenido la oportunidad de conversar durante unos gratos minutos sobre sus inicios en su natal País Basco Francés y su trayectoria actual.
Esta talentosa mujer, a quien conocimos gracias a su trabajo junto a Javi Jiménez y su grupo Barrio Manouche, tiene una cantidad incontable de cosas interesantes para decir, así que invitamos a nuestros lectores a disfrutar de esta historia de principio a fin.

Inicios de Fanny Ara en el baile
Con respecto a cómo Fanny empezó a tener interés por el baile, Fanny nos explicó que su tía era profesora de baile clásico español y convenció a sus padres de inscribirla en estas clases cuando tenía unos seis o siete años, a lo cual accedieron y así ocurrió. La niña quedó tan encantada con esta disciplina que supo de inmediato que quería dedicarse a esto por el resto de su vida.
Estudió piano, aunque hoy en día no lo ejerce, y obtuvo una licenciatura en música en la Escuela de Arte Bayonne y, una vez que culminó con todos sus estudios, quiso ir a probar suerte en España. Ya estando allí, tuvo la oportunidad de trabajar codo a codo con algunos de los mejores exponentes del baile en géneros españoles y el flamenco tales como Isabel Quintero y Antonio Najarro, lo que también le despertó la curiosidad por estudiarlo más profundamente y seguir especializándose en él.
Al final, quedó residenciada en España durante algunos años más y no tuvo más incentivos para regresar a su país de origen. Ya había iniciado una nueva vida en otro lugar completamente distinto y una profesión que la retenía allí por el momento.
Mudanza a Estados Unidos
Mientras seguía viviendo en España, Fanny se enamoró de un estadounidense y se fue a vivir con él a San Francisco, lugar en el que su enamorado siempre había vivido. Tuvo la fortuna de haberse mudado a la que era nada más y nada menos que la ciudad con la mayor escena musical flamenca de todo el país, por lo que no se le hizo para nada complicado adaptarse a todo ese nuevo mundo que se abría paso ante ella.
De hecho, no pasó mucho tiempo para que ella lograse ingresar a compañías de baile, impartir clases y hacer presentaciones tal y como lo venía haciendo en Europa. La única diferencia es que San Francisco era una gran ciudad, mientras que su pueblo natal era muy pequeño y Sevilla, donde vivió en España tampoco era un poblado grande, por lo que este fue un gran cambio para ella.
San Francisco abrió muchísimo su mente en muchos aspectos que no había considerado, así que decidió que este sería su nuevo hogar indefinidamente.

Diferencias entre el mercado estadounidense y el europeo en cuanto al baile
En vista de que en San Francisco había mucha más variedad de culturas y música, Fanny pudo experimentar con muchas otras formas de arte como no lo había hecho antes, así pudo bailar géneros distintos al flamenco como lo eran el jazz y hasta la misma salsa, especialmente en eventos sociales.
El hecho de que su nuevo hogar no tuviese las mismas barreras tradicionales que la bailarina encontró en España le ayudaron a expandir sus horizontes y probar géneros y bailes nuevos. Además, haber podido trabajar en Canadá y Latinoamérica también le ha permitido expandir sus conocimientos hasta niveles insospechados.
Premios y nominaciones
Toda esta trayectoria también ha llevado a Fanny a ser reconocida por su talento. Fue así como la artista recibió unas seis nominaciones a los premios Isadora Duncan Dance Awards en algunas importantes categorías como Bailarina Individual Más Destacada y Presentación Musical Más Destacada. Adicionalmente, ganó un reconocimiento por parte del New York’s Vilcek Foundation como ‘‘Promesa Creativa del Baile’’.
Se siente absolutamente feliz y afortunada de haber podido ser galardonada y reconocida por lo que ha logrado en varios de sus más grandes trabajos entre los que podemos mencionar ‘‘Magia Flamenca’’, ‘‘A Través de Tus Ojos’’, ‘‘Tattooed’’, ‘‘Lilith’’, entre otros.
Los mayores retos de ser bailarina y coreógrafa
Según Fanny, uno de los más grandes desafíos a los que se puede enfrentar una productora de eventos y coreógrafa como es su caso es la obtención de los recursos económicos necesarios para poder llevar adelante sus ideas, por lo que se le hace cuesta arriba conseguir el financiamiento para sus proyectos, especialmente luego de la pandemia.
A eso hay que añadir que muchos locales y restaurantes no están interesados en pagar lo que corresponde por un show flamenco, lo que reduce ampliamente las posibilidades de cerrar algunos acuerdos laborales.
Otro inconveniente con el que la artista y su equipo se encuentran es la negativa de algunos teatros a permitirles usar sus instalaciones, ya que el tablao flamenco requiere cierto tipo de calzado y zapateo, los cuales pueden ser un poco perjudiciales para los pisos de estos establecimientos.
Sin embargo, estos inconvenientes no han sido impedimento para que siga adelante con su trabajo, aunque sí adaptándose a ciertas condiciones.

Qué motiva a Fanny a crear sus coreografías
Una de las cosas que más mueve a Fanny a realizar alguna coreografía es darle voz a aquellos que no pueden hablar. En las últimas dos producciones que la coreógrafa ha hecho, se ha querido hablar del abuso sufrido por el ser humano, especialmente la mujer. El argumento de la obra va de tres bailarinas que han sufrido algún tipo de abuso a lo largo de su vida, mostrando lo importante que era para Fanny mostrar lo que muchas personas sufren hoy en día sin que nadie les escuche.
Lo que buscaba la artista era brindar un mensaje de esperanza a su público y dar voz a aquellos que han permanecido en silencio ante algún maltrato a su persona. Lo mejor de todo es que no se necesitaron palabras para dar el mensaje, ya que las bailarinas mostraron sus emociones a través de sus movimientos y gestos y eso fue más que suficiente.
En el caso de ‘‘Lilith’’, Fanny fue la bailarina principal junto a otros dos músicos que la acompañaban para ofrecer un sencillo pero poderoso performance sobre el duro camino de una mujer durante su vida, cosa que la francesa quería graficar a través de su trabajo.
Ara buscaba concientizar al público durante la hora u hora y media que durara su show y que los asistentes se fueran a su casa con una visión distinta de lo que habían creído hasta ahora.
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