«Existen líderes en todas las actividades que desarrolla el hombre en su diario devenir: Deportivos, Laborales, Estudiantiles, Políticos, Musicales, hasta en las comiquitas se ven a cada rato estos líderes, señalando el camino a seguir y salvando a la humanidad de sus naturales peligros.
El Zorro con su amigo Bernardo, su padre Alejandro y hasta con el Sargento García y el Cabo Reyes, salvó a California de las garras de El Águila, marcando el camino a seguir para la paz y libertad de su pueblo.
En la salsa ocurre lo mismo; hay músicos que se erigen en líderes que dictan el camino, los derroteros, el itinerario y la ruta por donde debe dirigirse ésta dejando establecido a través de sus ejecutorias musicales por donde se deben guiar los demás en su camino hacia el triunfo seguro».
Para los salseros en general, Eddie Palmieri representa a El Zorro de las comiquitas, el líder a seguir, el paladín de la salsa, solo que en vez de parecerse a Diego de la Vega en el físico, se parece más bien al Sargento García; respaldado por Ismael Quintana que sería El Cabo Reyes y Barry Rogers que sería Alejandro de la Vega.

Para nadie es un secreto que Eduardo Palmieri es uno de los iniciadores del movimiento salsero en New York; pero más que eso, este maestro del piano ha establecido los senderos por donde ha caminado la salsa desde la década del 60.
Eddie fue uno de los primeros músicos que utilizó el trombón como instrumento determinante en la conformación de una orquesta, dándole una preponderancia nunca antes vista y con un sonido aguerrido e hiriente que obligó a un grueso número de músicos a calcar este tipo de orquestación que terminó imponiéndose en el denominado boom salsero.
La Perfecta determinó caminos a seguir; grabó discos antológicos en esa década del 60 que fueron el delirio de los amantes del movimiento salsero; muchos músicos empezaron a ver y oír como la tonalidad de esta orquesta sonaba diferente a esas grandes big band de los años 50; la gente del barrio se identificó inmediatamente con este sonido porque, pensaban, sonaba a barrio, a arrabal, a pobreza, a marginalidad, a desigualdad, sonaba a despecho, a inconformidad, a injusticia; en fin, con ese sonido se percibían las más caras necesidades de una población marginada de los grandes planes del Estado que conllevan el adelanto y el progreso.
La década del 70 significó la explosión de un boom salsero que arrasó en toda la cuenca del Caribe; orquestas iban y venían; llegaban y desaparecían; grababan y se perdían en el anonimato inmediatamente, pero la mayoría de estas orquestas escogían los patrones musicales de un denominador común para realizar sus propuestas musicales: Un Orate Loco, Barbudo y Barrigón de nombre Eddie Palmieri, como lo denominó el escritor colombiano José Arteaga.
Eddie, en toda esta década, estuvo prácticamente al margen del boom salsero y no podía ser de otra forma: Demasiada irreverencia de un músico superior quien, estando claro por donde debía caminar la salsa, se negó a formar parte de todos los desafueros que se cometieron durante esa explosión de salsa.
Demasiada rebeldía de un artista que se negaba a que le dijeran que debía y tenía que grabar: “Nadie me dice que tengo que grabar y como tengo que grabar; el que sabe cómo hacer música soy yo, los empresarios de los sellos que se vayan al carrizo con todo y sus escritorios”, diría un Palmieri enojado.
El sello disquero Epic lo firmó en el 78 manifestándole que tenía completa libertad para grabar la música que quisiera: Mentira. Grabo el Lp Lucumi, Macumba y Vodoo donde prácticamente fue obligado a trabajar un disco donde se mezclaban ritmos y tendencias.
La única libertad que le dieron la aprovechó para dejar plasmadas dos canciones de leyenda: Colombia Te Canto y Mi Congo Te Llama.
Malos manejos y decisiones desacertadas dieron al traste con todo este movimiento salsero que se gestó en los 70 y ocurrió lo impensable para todos los amantes de este sabroso modo de vida: Se vino al piso todo el andamiaje musical que representaba el sello Fania, dejando a todos con los ojos claros y sin vista.
Nubarrones de incredulidad e incertidumbre se posaron sobre todo el movimiento salsero, sobre los músicos, los productores, los manager de artistas, los arreglistas, los dueños de las disqueras y, a los que más les dolió todo esto, sobre los amantes de este soberbio espectro de salsa dura y poderosa que se vivenció en la década del 70.
En la década de los 80, ante todo este dilema y la perplejidad del momento, la mayoría de las orquestas de refugiaron en la denominada Salsa Erótica o Salsa Monga, que si bien es verdad le dio oxígeno a la salsa en general, le infirió una estocada de muerte a la salsa dura o gorda como se le ha denominado desde los 70.
Por si fuera poco, los merengueros con: Fernandito Villalona, Jerry Legrand, Jossie Esteban y la Patrulla 15, Wilfrido Vargas, Rubby Pérez, Las Chicas del Can y pare usted de contar, se confabularon con la salsa erótica (como se confabuló El Águila con El Magistrado), para tratar de desaparecer del mapa y a cualquier precio a la salsa dura.
Estando en el inicio de la década de los 80; bajo todo este conglomerado de circunstancias adversas; los merengueros y “salseros eróticos” haciendo su agosto y los salseros duros sin saber qué rumbo tomar, apareció el Líder Palmieri con su figura rechoncha y desgarbada, un inmenso habano en la boca, sus locuras (mas locos estamos nosotros) y su voz diciendo de manera clara, terminante y segura: “Síganme, este es el camino a seguir”.
Y para que no quedaran dudas de este llamado en contra de la Salsa Erótica y El Merengue, en el año 1981 grabó el Lp “Eddie Palmieri” que, después de casi 30 años de editado, todavía seguimos estudiándolo y oyéndolo para digerir lo que hizo El Sapo en estas 5 memorables canciones: El Día que me Quieras; Ritmo Alegre, Paginas de Mujer, No Me Hagas Sufrir y Ven Ven.
Salsa de cartel por los cuatro costados, percusión atrabiliaria, trombones y trompetas indescriptibles, voces de leyenda, en fin, un Lp invaluable. Por cierto, cierta corriente de opinión sostiene que la salsa no es más que música cubana.
Bajo este prisma, entonces tendríamos que decir que esta versión de Palmieri de El Día que me Quieras de Carlos Gardel, es un Tango con todas las de la ley.

En 1984 y cuando más ampliaban sus tentáculos los “eróticos”, Palmieri vino con más fuelle y que sumado a la mala experiencia vivida en Venezuela con unos empresarios que estaban decididos a acabar con él, musicalmente hablando, le permitieron sacar a la luz el Lp “Palo Pa Rumba”, contentivo de las piezas: 1983, Bomba de Corazón, Bajo con Tumbao, Pensando en Ti, Palo Pa Rumba y dos canciones dedicadas a Venezuela por la amarga y vejatoria vivencia que tuvo en nuestra querida patria de nombres: Venezuela y Prohibición de Salida.

En 1985 salió a la luz pública el Lp “Solito”, canción ésta que le permitió a Palmieri decirle a los “eróticos” que existía la fórmula de arreglar la música que sonara fuerte y poderosa, así el contenido de la letra pudiera sugerir cierto matiz de salsa erótica; que los trombones podían sonar enérgicos y recios sin ese endulzamiento y suavidad a las que fueron sometidos estos instrumentos aguerridos en esta década; que no se necesitaba ser bonitillo (como dicen los boricuas) para triunfar en este medio salsero y que, pasara lo que pasara, a él, Eddie Palmieri, no lo iban a sojuzgar por mas salsa erótica que exigieran las disqueras y sonaran en la radio, recalcando esta declaración con un solo de piano abismal.
Para completar el Lp: Justicia, Yo No Soy Guapo, Cada Vez que te Veo, Lindo Yambú y Pa Los Congos, redondean su enfrentamiento con “aquella” salsa.

Para remachar la década, en 1987 grabó el Lp «La Verdad», en el cual con la pieza El Cuarto en la voz de Tony Vega ratificó su punto de vista en cuanto a la salsa “erótica” se refiere; que no es necesario caer en la pornografía para decir “cosas bonitas” y arreglar la música con suficiente sabor y sandunga y que, finalmente, nada le impediría seguir machacando su opinión a base de salsa dura y poderosa.
Por si fuera poco, para este disco se valió de una orquesta bestial conformada a base de cuatro trompetas, dos trombones y un saxofón que dejaron en el acetato: Conga Yambumba, La Verdad, Lisa, Noble Cruise y Buscándote.
El resultado de toda esta década musical de salsa gorda para Eddie Palmieri? Tres premios Grammys y el reconocimiento de toda una legión de salseros duros, quienes no se amilanaron ante los embates de las modas “erótica” y “merenguera” del momento y decidieron, ante tanto trombón dulce, afeminado y sutil, seguir los pasos del líder: El Zorro, perdón me equivoqué, de El Sapo Eduardo Palmieri.
Fuentes: Larry Daniel Cabello Guzmán
Dj. Augusto Felibertt
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